lunes, 5 de noviembre de 2012

Procesión por el malecón hasta los Pescados Capitales

Líneas de Nazca en la costanera: La Estrella
Líneas de Nazca en la costanera: El Mono  Lima  San Martín de Porres en la entrada al Mercado  Lima  Lima  El Parque del Amor y el faro

Nuestro último día en Lima no podíamos dejar de ir a redimir nuestros excesos a uno de los restaurantes más ricos de la capital peruana.


Un poco somnolientos, después de nuestra segunda noche en Barranco, dejamos nuestra maleta en la recepción del hotel y partimos caminando lentamente por el malecón de Miraflores.

Tomados de la mano bordeamos las piletas de Larcomar, mientras un parapente se elevaba sobre el horizonte. Cruzamos el puente Lavalle y llegamos nuevamente al Parque del Amor, pero esta vez no nos detuvimos ahí.

Seguimos caminando por el Malecón Cisneros y llegamos hasta el Parque Antonio Raymondi, donde paramos para contemplar el Océano Pacífico desde el borde del acantilado.

Respiramos profundo el aire marino y dimos gracias por tener la suerte de haber conocido la hermosa ciudad de Lima. Estos eran nuestros últimos minutos en la capital peruana y queríamos recordarlos para siempre.
Continuamos nuestro camino.

Al final de la calle La Mar, tras una hora de caminata, llegamos al lugar donde cerraríamos oficialmente nuestro viaje: el Restaurante Pescados Capitales.

Para comenzar, dos pisco sour. Continuamos con unos exquisitos platos de comida marina denominados con ingeniosos nombres. Cito la carta:


CAUSA CON LANGOSTINOS A LA PARRILLA


La causa por la que los langostinos están iracundos, es la presencia de zanahoria, apio, zucchini, champiñones, tomate confitado y queso crema. Guacamole observa.






GULA: CHITA PANTAGRUÉLICA

Goloso filete de chita a la parrilla sobre una seductora cama de papas panaderas: papas cortadas en hojuelas fritas al perol, empapadas en crema y vino. Salsa suave de ajo y legumbres, complementan este manjar.





PEREZA: LANGOSTINOS Y CALAMARES CONGRESALES

Langostinos y calamares salteados con vino blanco y coronados con una salsa de queso crema y tomillo, se relajan con arroz al olivar.

Para terminar nuestro camino hacia la redención, compartimos un exquisito suspiro limeño.




De ahí en adelante comenzó nuestro regreso a casa, con algunos kilos de más y la sensación de plenitud que da disfrutar la vida como corresponde, le dijimos adiós a Lima.