sábado, 10 de enero de 2015

Regreso a la ciudad del pecado

Playa de Patong
Playa de Patong
Patong, Phuket, TailandiaEl sol se escondió en Patong. Dejamos la playa, nos dimos una ducha y fuimos por algo de comida local. Yo cené arroz frito con pulpo, calamar y camarones; Macarena lo mismo, pero el arroz estaba preparado con curry y servido dentro de una piña. Para acompañar cerveza Chang y jugo de mango.

Pink
Pink
Y ya que estábamos ahí, ¿Por qué no dar una vuelta por la calle de los pubs y shows poco decorosos?

Con una experiencia previa a cuestas, la segunda noche en Patong me llamó más la atención la cara de sorpresa entre los turistas. Ojos grandes, sonrisas y bocas abiertas eran algunas de las reacciones de orientales y occidentales. Los lady boys y las bailarinas seguían donde mismo, contoneándose arriba de las barras o sacándose fotos con los turistas.

Ante la insistencia de los vendedores, accedimos a asomarnos a uno de l os locales donde hacían el ping pong show. Seguimos al vendedor por una callejuela, ingresamos a un local en penumbras, avanzamos por un pasillo angosto y llegamos a un salón oscuro con algunas personas sentadas en torno a las mesas y una mujer sobre la tarima haciendo sonar una corneta de forma muy particular. Desistimos del espectáculo y volvimos a la muchedumbre.
Patong, Phuket, Tailandia
Patong, Phuket, Tailandia
Ingresamos a un edificio lleno de neones morados y figuras de tigres gigantes. Dentro encontramos muchas barras semi-circulares rodeadas de pisos. dentro estaban las personas que atendían y al medio una bailarina. Tuvimos la suerte de sentarnos en la barra donde unos australianos celebraban una despedida de soltera. Eran como quince personas, todas muy alegres y cada tanto hacían sonar una campana. Esto indicaba que apersona invitaba una ronda de shots a todos los que estaban sentados. Yo fui por una cerveza y me tomé más de seis shots de tequila.

Alegre y parlanchín, Macarena me acompañó hasta una última parada. Llegamos hasta otra barra ubicada cerca de la calle principal. En ella había una bella y coqueta joven que bailaba muy bien al caño. Debo admitir que distrajo mi atención por un buen rato. Bebí dos cervezas más y regresamos al hotel.