viernes, 15 de abril de 2016

Salud y enfermedad



Este año dejé de lado las vitaminas en cápsulas y me esforcé por obtenerlas de fuentes naturales como la chía, las almendras, las naranjas, el tomate, el ajo, y el brócoli. Paulatinamente fui aumentado la periodicidad del ejercicio, idealmente seis días a la semana, intercalando sesiones de yoga con Body Combat, Spinning, Power Jump y trote por la playa. De esta manera libero el estrés del trabajo, genero endorfinas y ejercito mi cuerpo.



Frutos secos
Frutos secos

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Yoga en la GFU

Trote por Playa Ancha
Trote por Playa Ancha


Así llegó julio y por primera vez en años no me resfrié en el otoño. Todo iba de maravilla hasta que un día me levanté desganado y un tanto adolorido. Para desperezarme y aprovechar el hermoso día salí a trotar por el Paseo Wheelwright. En el camino tuve que detenerme varias veces para sonarme. Como diría Alexis Sánchez, las piernas no me respondían. Subí el cerro Placeres caminando, me duché y me desplomé en la cama.

Dormí varias horas. No tenía ganas de nada. Macarena me servía las comidas y yo languidecía con un poco de fiebre y molestos dolores musculares. Así estuve, hasta que por la tarde se manifestó una endemoniada indigestión que no me abandonó en cinco días.

No sé qué diablos me pasó, sólo sé que mis energías disminuyeron al mínimo y no quería saber del mundo. Tapado hasta las narices los días pasaron y el tiempo se me pasó entre la lectura y Game of Thrones.

Por suerte, la mayoría de las enfermedades cumplen un ciclo y luego se retiran.

Nuestro hogar
El escritorio


Al quinto día mi estómago se estabilizó, sentí como la energía se reponía en mi cuerpo. Aún no podía trotar, pero al menos sentía ganas de caminar por la casa, escribir en el blog y subir fotos a Flickr.

Cuando el día llegaba a su fin me sentí muy bien. Todavía debía comer galletas de agua, té, arroz y carne cocida. Nada de café, vino, frutas o verduras crudas. Pero no importaba. Estaba agradecido de que mi organismo volviera a funcionar de manera armónica, sin ser una carga dolorosa, sino un hogar liviano y flexible.

La próxima semana volveré a mi rutina deportiva, comeré frutas nuevamente, disfrutaré un par de cafés al día y algunas copas de vino. Por el momento me alegra sentirme bien y vital nuevamente. Lo que no abría notado de no ser por esta inesperada enfermedad que ya va en retirada.

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21 de julio del 2015
Valparaíso, Chile