jueves, 29 de junio de 2017

El Hombre Pájaro y Martín Pescador


A Hombre Pájaro lo conocí en Lican Ray, a orillas del lago Calafquén. Flaco, de barba incipiente y una sonrisa. Llegó junto a una amiga desde Valdivia para alojar donde Carola, amiga que nos invitó pasar unos días a la cabaña de su familia.

Es inevitable sentir cierta envidia por esa sonrisa despreocupada y segura de sí. Es imposible no recordar ese periodo anterior a los 25 años, cuando el horizonte de la vida parece eterno y los días pasan lento entre divagaciones, viajes y carretes. Tendido en el borde del lago, Hombre Pájaro y su amiga lucían felices sin saberlo.

Volver a ciertas prácticas de ese periodo de la vida pasados los 35 resulta reconfortante. El horizonte aún es amplio, hay más dinero en el bolsillo y se tiene más conciencia de lo efímero de la vida, por lo que se disfruta más cada instante de felicidad.

Por la noche Carola propuso hacer un asado. Fue en ese intento por prender el carbón que Hombre Pájaro me contó de su interés por las aves y me mostró un libro con ilustraciones y descripciones de las aves de Chile. Entusiasmado, me habló de las especies que había visto y de las que todavía no ha logrado avistar, entre las que estaba una de sus aves favoritas: Martín Pescador.

Mientras hablábamos al respecto, el hombre que cuidaba la casa prendió el carbón y tiró la carne a la parrilla. Más tarde al comer, comenzamos un diálogo intergeneracional sobre música y películas. Algunas de las cosas que me gustaban a mí a los veinte todavía se mantenían vigentes. Otras no.

En medio de una incipiente borrachera, invité a Hombre Pájaro para que trote conmigo por la mañana. Al amanecer circulan pocas personas y abundan las aves. Además, el día anterior había descubierto una ruta de trote que llegaba hasta un estero donde podrían haber aves interesantes.

Lican Ray #Chile

Lican Ray #Chile

Lican Ray #Chile

Con bastante trabajo y la boca reseca logré levantarme a las siete de la mañana, fui por Felipe y salimos a trotar. Bordeamos la Playa Grande de Lican Ray, pasamos tras la península y continuamos  hasta el río. Cruzamos el puente y bordeamos la otra orilla. Entonces, desde lo alto de un árbol, un ave abrió sus alas, planeó sobre el agua y se elevó hacia el cielo. ¡Era Martín Pescador!

Continuamos trotando hasta el borde del lago. Pasamos junto a las carpas de unos mochileros y nos detuvimos un minuto a contemplar el paisaje.

No sé qué es lo que lleva a un joven a centrar su atención en las aves, la fotografía, la lectura. Pero sé que ese foco de atención puede ser más fuerte o puede dar más sentido a la vida que los caminos tradicionales con los que nos bombardean desde la infancia: familia, profesión, trabajo.

Lican Ray #Chile

Regresamos trotando hasta la casa. Me di una buena ducha, preparé la mochila, me despedí de mis amigos y emprendí el regreso a Valdivia.

Martín Pescador debe seguir merodeando por los ríos de Lican Ray y el Hombre Pájaro debe seguir más concentrado en las aves que en su tesis para sacar la carrera de sociología. A esa edad las aves, los viajes, la música o las películas pueden darle mucho más sentido a la vida.

Lican Ray

Hernán Castro Dávila
Santiago, Chile
26 de abril del 2017
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